18. VELADOS
El caso del remisero y los dos chicos quedó cerrado para la policía. Luego de dos días, los padres de Olga y Chula pudieron velar a los supuestos restos de sus hijos, que habían recibido en ataúdes herméticamente cerrados. Uno contenía el cadáver del remisero —al que nadie había reclamado— y el otro, el de una mujer despedazada. Los padres de Olga y Chula nunca supieron que dentro de estos ataúdes descansaban los cuerpos de otras personas y aceptaron la muerte violenta de sus hijos como lo habían hecho miles de argentinos aquel año.
por Adrián Gastón Fares.
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